Sin embargo, me pareció una cagada bastante grande lo que descubrí el otro día cuando entré en el baño para minusválidos (al otro no podía entrar porque estaban los de la limpieza). En principio, todo pintaba bien: el pestillo era una palanca, la cisterna se activaba con una cadenita como las de antiguamente, había una estructura para poder apoyarse, el lavabo era más bajo...
El fallo lo descubrí cuando me sequé las manos con el papel y fui a tirarlo a la papelera: para abrir la papelera había que pisar un pedal.
Servicio de minusválidos en mi oficina. |