jueves, 30 de octubre de 2014

Excursiones y viajes (III): York

Cada vez que tengo un fin de semana libre trato de hacer algún viaje y, como mi novia había venido a visitarme, decidimos ir a York. El viaje en tren desde Newcastle tarda una hora y media aproximadamente.


Había oído hablar muy bien de York y la verdad es que me pareció muy bonita y animada (para ser Inglaterra), ya que había bastantes estudiantes y turistas. 

Ruinas de la abadía de Santa María.

Como el tiempo acompañó pudimos pasear tranquilamente por los parques y el centro de la ciudad haciendo fotos de los monumentos, de las calles, de las ardillas...

Céntrica calle de York llena de turistas.

La catedral es quizás lo más turístico de York y es bastante imponente tanto por fuera como por dentro. La entrada tiene un año de validez, así que antes de ir unos amigos me dejaron un par de tickets y pudimos entrar gratis (que somos españoles y lo gratis tira mucho).

Catedral de York (York Minster).

Merece la pena hacer paradas en los pubs, cafeterías y pequeñas tiendas de las calles más turísticas como The Shambles, que mantiene el encanto medieval (es del siglo XIV).

Nosotros nos dejamos llevar por el espíritu British de la capital del condado de Yorkshire y esperamos los cuarenta y cinco minutos de cola para probar el afternoon tea de Betty's. En la entrada hay una tienda de dulces, cafés, tés y suvenirs de Betty's y, a continuación, un salón acristalado realmente bonito con vistas a la calle. Eso sí, barato no es, pero por una vez no pasa nada*.

Almuerzo y afternoon tea en Betty's.

(* Ya he estado tres veces en York y siempre he acabado en Betty's)

lunes, 27 de octubre de 2014

Epic fail (I): la alarma

Quizás el peor día desde que llegué a Newcastle fue el 26 de octubre de 2014. Bueno, para mí y para mi novia.

En principio todo pintaba muy bien: mi novia venía el domingo desde España para pasar conmigo una semana en la casa que acababa de alquilar y teníamos planes para hacer turismo por Edimburgo, Durham y York.

El primer contratiempo vino porque ese fin de semana tuve que trabajar en la oficina, ya que teníamos una entrega e íbamos francamente mal, así que no pude ir hasta el aeropuerto a recoger a mi novia sino que "me escapé" a la hora de la comida para esperarla en casa, estar un ratito con ella y dejarle las llaves. Todavía no había pasado ni una noche en mi nueva casa porque hasta el día anterior seguía de okupa en la casa de mi compañero y su mujer, así que iba a ser una nueva experiencia para los dos.

Tras despedirme y coger el autobús de nuevo a la oficina me sentí triste por haberla dejado sola en una ciudad a la que acababa de llegar, con el frío que hacía, y en una casa prácticamente vacía sin internet, ni televisión. Ella, sin embargo, le restó importancia, me dijo que no me preocupara, que daría una vuelta por el barrio y que luego me esperaría en casa.

Mientras tanto yo estaba en la oficina trabajando a tope para poder terminar lo antes posible, pero cada vez encontrábamos más y más problemas y empezaba a desesperarme.

Fue entonces cuando recibí una llamada a mi móvil español de mi novia. No entendí muy bien por qué me llamaba en lugar de mandarme un mensaje, aunque el día estaba siendo tan raro que tampoco me sorprendió mucho; de hecho pensé en los pocos segundos que transcurrieron hasta que respondí que igual me llamaba porque era algo importante. Así fue.

Lo primero que oigo cuando descolgué el teléfono fue un ruido ensordecedor, repetitivo y grave. Sonaba tan alto que parecía que había descolgado el móvil en modo altavoz, pero no. Mi novia intentaba hablarme a grito pelado para hacerse oír con una voz de preocupación mezclada con pánico que me dejó frío. Sólo alcanzaba a entender "...calefacción... no sé cómo... sin querer... ¡¡alarma!! ...¿¿qué hago??".

Tras unos instantes de incertidumbre y miedo por tratar de entender qué narices estaba pasando ya fui asimilando lo que había ocurrido por lo poco que podía escuchar de lo que me decía.

Al parecer, después de darse una vuelta por el barrio decidió ir a casa para ver qué cosas hacía falta comprar. Como hacía bastante frío, fue hasta la caldera para intentar poner la calefacción, pero no atinaba. Se dio cuenta de que yo no tenía ni un edredón para pasar la noche, así que era vital encender la calefacción. Al no encontrar el modo de encender la calefacción en la caldera siguió investigando por la casa y dio con un armarito de contadores, pero allí tampoco había ningún interruptor que pareciera encender la caldera.

Entonces vio un cuadro de mandos pequeño, blanco y con botoncitos. Comparado con los contadores del cuadro eléctrico, éste parecía inofensivo, así que comenzó a pulsar un botoncito por aquí y otro por allá... hasta que una alarma empezó a sonar. El sonido era como el de un submarino cuando dan la alerta roja en las pelis: "¡baaaam!, ¡baaaam!, ¡baaaam!..." Altísimo. Incensante. Interminable. Una y otra vez, una y otra vez.

Maldito control de la alarma.



Mi novia había ido a la habitación donde menos se escuchaba la alarma para poder hablar conmigo y aún así me era muy complicado escucharla. Estar dentro de la casa tenía que ser un infierno de decibelios.

Traté de ponerme en contacto con la agencia, pero era domingo y saltaba un contestador. Llamé a la chica que hizo la limpieza de la casa el día anterior pero no sabía nada de la alarma. Y yo sin poder irme de la oficina porque tenía que terminar tropecientas mil cosas que estaban fallando... sin hablar del cachondeíto de mis compañeros de oficina. Mi novia por su parte trató de pedir ayuda al vecino de abajo, que resultó ser un auténtico geordie, de modales poco refinados, que la atendió sin camiseta y en estado de embriaguez. "Tu vecino parece un yonki y me gritaba cosas y sólo entendía 'alarm, alarm!'". Pobrecilla.

Lo único que se me ocurrió fue decirle que saliera de la casa, que esperara a la policía si es que pasaba por allí y que fuera a un pub cercano para resguardarse mientras yo llegaba. Afortunadamente, la mujer de mi compañero volvía a Newcastle del trabajo y pudo ir a recogerla. Como no se habían visto nunca, le mandé una foto reciente por whatsapp con el texto: "es como ésta pero con cara de terror".

Al final, mi compañero y yo volvimos a su casa a las 3:00h de la mañana. Mi novia se acababa de acostar pero aún seguía despierta. Nos dimos un abrazo, me contó de nuevo el mal rato que había pasado y nos quedamos fritos. Me decía: "con lo contenta que venía, que encima ese día iba a disfrutar más tiempo porque cambiaban la hora y además ganaba una hora adicional por el horario inglés...". 

La historia para no dormir acaba aquí, pero aún ocurrieron un par de cosas que merece la pena recordar. Por un lado, al día siguiente como es natural llamé a la agencia inmobiliaria para contarle lo ocurrido y pedirle explicaciones sobre la alarma, de la que nunca me dijeron nada. Dado que la casa de mi compañero está a 10 minutos de mi casa, pasamos por allí y... ¡la alarma seguía sonando! Había estado así toda la santa noche y continuaba por el día.

Nos personamos en la agencia para dejarles las llaves de la casa para que hicieran el favor de parar la alarma, y me fui a trabajar (sí, era lunes y tuve que ir a pesar de lo ocurrido y de estar currando hasta la madrugada).

El detalle final fue que mi novia y la mujer de mi compañero fueron por la tarde a recoger las llaves cuando me llamaron diciéndome que el propietario de la casa les había dado el código de desactivación y, cuál fue su sorpresa, cuando comprobaron que aunque les dejamos las llaves para que pararan la alarma (la agencia está situada casi en la misma calle) la alarma seguíiiiiia sonando.

La chica de la agencia le dijo a mi novia: "cuando salgáis de la casa, por seguridad tenéis que activar la alarma de nuevo con el mismo código que os he dado". A lo que mi novia respondió: "¿para qué? ¡Si lleva sonando 24 horas y no ha aparecido ni la policía, ni la empresa de seguridad, ni alguien de la agencia, ni un vecino!"

Y así finalizó el día de la alarma. Desde entonces nunca olvidaré un número: 1-9-6-5.

domingo, 5 de octubre de 2014

Excursiones y viajes (II): Newcastle (Quayside)

Grey Street es la calle que comienza en Monument y baja en una cuesta pronunciada hacia el río Tyne:



Salvando las distancias, me recuerda al Paseo de la Estación de Jaén: parte del centro, es una de las calles más grandes y está en cuesta (bueno, en Jaén casi todo está en cuesta).

Bajando hacia el río se pueden ver edificios de piedra muy bonitos, los restaurantes más famosillos y algunos pubs.

Teatro real (Theatre Royal) en Grey Street; cúpula de The Botanist y Monument de fondo.

Una vez en el quayside se puede contemplar la vista más típica de Newcastle: el río Tyne, el puente homónimo (Tyne bridge), el puente del Milenio (Millennium bridge), la sala de conciertos The Sage y el museo de arte contemporáneo BALTIC.

Millennium Bridge, the Sage y Tyne Bridge desde el quayside.

The Sage fue diseñado por Sir Norman Foster y he de decir que es más bonito por fuera. Por otra parte, el puente del milenio se inclina 45º para permitir el paso de embarcaciones (en su web aparecen los horarios).

Museo de arte contemporáneo BALTIC.

El museo de arte contemporáneo es... eso; arte contemporáneo. Personalmente lo que más me gusta de él es la tienda de regalos y las vistas que hay desde un mirador que hay en la penúltima planta:

Vistas desde el mirador del BALTIC.

Desde el puente Tyne se pueden ver un par de puentes más antiguos en la dirección opuesta el puente del milenio:

Otros puentes visibles desde el puente Tyne.

Trabajo (II): mi oficina (desde dentro)

Como ya comenté en una entrada anterior, mi oficina se encuentra en el parque empresarial Cobalt Park. Es un edificio modernito no muy alto (dos plantas además del bajo) al que sólo se puede acceder con una tarjeta de identificación personal, como en la mayoría de las empresas hoy día.

En la entrada hay una recepción (donde destaca uno de los empleados de seguridad que es un armario empotrado), la habitación del correo, baños, un par de ascensores, una sala grande reuniones y la oficina de la planta baja. Las dos plantas superiores son ligeramente distintas en cuanto a la disposición, pero con idéntica decoración y mobiliario.

Dentro de la oficina de cada planta hay una pequeña cocina con la típica máquina de vending (llena de refrescos y productos altos en azúcares), un frigorífico, armarios con menaje y utensilios de cocina, un fregadero y algunas mesas y sillas para comer.

Cocina de la oficina en la planta baja.

La empresa ofrece té y café gratis a los empleados, así que suele ser el lugar donde juntarse para despejarse un poco de vez en cuando. Además de estas bebidas estimulantes, la empresa también pone cada mañana fruta variada en un par de fruteros, donde los plátanos suelen ser lo más cotizado (desaparecen rápido).

Fruta para los empleados.

Como se aprecia al fondo de la primera imagen, hay un desfibrilador en cada planta, supongo que por normativa de seguridad en el Reino Unido (en España no los he visto).

Desfibrilador de la oficina.

Una curiosidad de la cocina es que, aparte de las papeleras para la basura orgánica y la reciclable, hay otras específicas para las bolsas del té.

Papeleras para basura reciclable (Recycling), basura orgánica (General waste) y bolsas de té (Tea bags only).

Otro detalle curioso es el "muro de las ideas" (Ideas wall ): un pasillo que comunica los dos lados de la oficina en el que las paredes son en realidad pizarras.

Muro de las ideas y el cartel informativo que explica su funcionalidad... y que pide que lo borres cuando termines de usarlo (¿?).

Como seguramente exista alguna política de privacidad de la empresa por la que no pueda mostrar más detalles, no voy a colgar nada más... bueno, una última cosa que me hizo mucha gracia y doy por finalizada esta entrada. Atención a cómo se lo montan en una oficina de mi empresa... pero en Mombai:



From Accenture Mumbai.. They Dance Daily 5 minutes before they start their Work.. !! :)
Posted by Ashutosh Mehta on Viernes, 14 de agosto de 2015

Buscando casa

Mi casa está situada en Heaton, concretamente en una perpendicular a Chillingham Road (o Chilli Road, como la llaman los geordies). Es una zona de clase media, con muchas casas alquiladas a universitarios, a tres paradas de metro del centro de Newcastle.

Cartel de zona escolar a la entrada a Chillingham Road.

Como muchos de mis compañeros de trabajo ya habían pasado por el vía crucis de las inmobiliarias, a mí me resultó más rápido encontrar casa. Además, Chillingham Road está plagada de inmobiliarias (real estate agencies), así que una mañana, después de mirar minuciosamente en internet las casas que cumplían mis requisitos, cogí la lista y me dispuse a hacer el inmobi-tour: Your Move, Pat Robson, Rook Matthews Sayer, Bowes Mitchell...

Vistas de mi calle.

Me resultó fácil concertar citas para visitar los pisos esa misma tarde porque ya llevaba los deberes hechos y sabía lo que quería:

  • Parte superior (upper flat) de una casa: más luminosa, menos ruidosa, menos humedad y una habitación más (tres en lugar de dos).
  • Presupuesto de unas 600 libras.
  • Suelo de parquet: típicamente tienen todos moqueta ...hasta en la cocina.
  • Doble cristal en las ventanas: reduce el ruido y sobre todo, el frío.
  • Contrato para pocos meses.
El último punto era el más complicado porque la mayoría sólo te lo alquilan como mínimo para un año, lo que supuso que tuviera que pagar los 6 meses por adelantado más la fianza, todo un pastizal teniendo en cuenta que era para mí solo.

Esto me costó alguna discusión con la gente de la inmobiliaria porque se posicionan totalmente del lado del propietario (landlord) en detrimento del inquilino (tenant). Les dije que no me parecía normal tener que pagarlo todo por anticipado, más aún después de corroborar mis datos bancarios y laborales (sí, te cobran 120 libras para verificar que puedes permitirte el alquiler).

Estuve a punto de jugar la carta que les hace sentir tan incómodos a los ingleses: "¿qué pasa, es porque soy extranjero?". Esta gente está súper sensibilizada con el racismo, la xenofobia, la exclusión... menudas caras ponen cuando un compi de Cádiz se pone a contarles algún chiste traducido de un "negro" o un "gitano". Como no tenía ganas de calentarme la cabeza, pagué y se acabó.

Trewhitt Road nevada.
Y nada, como la casa tiene tres habitaciones, uso dos como cuartos de invitado. Ya han pasado por aquí mi madre, un compañero de trabajo, un amigo de Málaga... ¿quién se viene a visitarme a Newcastle?

Dulces y más dulces

La comida inglesa (como cabía esperar) no es muy buena que digamos. Sin embargo, el tema de los dulces es otra historia.

Sin exagerar, calculo que el 60% de los días que voy a la oficina alguno de mis compañeros ha traído dulces... incluso puede que el porcentaje sea mayor: tabletas de chocolate, bombones, flapjacks, rosquillas, cookies, Jaffa cakes, mince pies, chocolatinas...

Venga dulces.

Claro, por mucho que uno se controle, pasar tanto tiempo con todo eso al lado hace que al final piques y piques. A alguno que yo me sé le va a acabar dando diabetes a este ritmo infernal de consumo de azúcar.

Lo peor es que es una costumbre que acaba calando y ya he llevado yo también varias veces cosillas. Por ejemplo, cada vez que vuelvo de España me gusta llevar algo típico, como cuando llevé turrón de varios tipos después de Navidad.

En algunas ocasiones recaudan dinero con fines benéficos y la gente trae dulces hechos en casa. Los dejan en el comedor y, por el simbólico precio de 50 peniques la unidad, puedes probar cómo son de buenos reposteros.

Dulces caseros para recaudar fodos para distintas causas benéficas.

Como ya he comentado alguna vez, tengo muchos compañeros de India, y éstos también traen dulces típicos de su país. Suelen tener colores y olores variados, muchos ingredientes y especias, con distintas formas y texturas y (al menos los que han traído) nada de chocolate.


Coca Colas

Cuando estuve de vacaciones este verano en Italia fui a un McDonald's en Florencia y mi novia pidió Coca Cola Light, a lo que la cajera le respondió que no había, que en los McDonald's de Italia ya no servían Coca Cola Light, sólo Zero.

Quiero aclarar que no soy fan de la comida rápida (o basura), pero después de 10 días comiendo pasta, pizza, calzone y focaccia me apetecía cambiar.

Pues bien, mientras que en Italia están dejando de servir la versión Light, por Inglaterra no hacen más que inventarse nuevos tipos de Coca Cola.

En primer lugar tenemos la Coca Cola Cherry (que en España la sacaron hace como 15 años con el nombre de Cherry Coke y que no cuajó), que también está en su versión Zero (que no Light):

Coca Cola Cherry, Coca Cola Cherry Zero y Pepsi Max Cherry.

Además de ésta, el otro día en el supermercado Asda (que por lo que observo es la versión inglesa del Mercadona) había una promoción de una Coca Cola nueva denominada Coca Cola Life con envase verde:

Nueva Coca Cola Life.

Llegué a pensar que igual era como un mix de cerveza y cola (cosas más raras se han visto) como la Mixta/Shandy/Raddler que tanto promocionan en verano. Pero no: nada de Coca Cola de malta.

Se trata de una Coca Cola normal que, atención, contiene sólo azúcares naturales (¿?) y en menos cantidad que la normal. Vamos que si ésta es la Coca Cola Vida la otra es la Muerte.

Yo me la compré; quería probarla. Soy de los que distinguen la Light de la Zero y de la normal y quería ver qué matices tenía ésta. Pues nada, me supo exactamente igual que la normal (la de la Muerte).

Por cierto, no sé si lo pone en todas las versiones, pero me hizo gracia lo que ponía en el tapón:

 Tapón de Coca Cola Life.

Que la abras con la mano y en el sentido que te pone, so paleto.

Bueno, la última versión la probé el otro día en el trabajo: Coca Cola Vanilla:

Coca Cola con sabor a vainilla.

¿Empalagosa? No, lo siguiente. Si es dulzona la normal, imagínate con un chorro de vainilla, pero rollo helado, no de vainilla natural a lo "Life". Ni me la terminé.

También he visto que hay otras versiones de los refrescos de siempre, pero me he centrado en el producto estrella, "el popular refresco de cola" como dicen en la tele.


sábado, 4 de octubre de 2014

Navrati

En mi empresa, al igual que en casi todas las empresas del Reino Unido, hay mucha gente de India. Uno de ellos es un compañero de proyecto que, durante el almuerzo, nos contó que en esos días se celebraba una festividad llamada "Navrati" (que se traduce como Nueve Noches) en la cual, ritos religiosos aparte, la gente se viste cada día de un color según indica la siguiente tabla:

Tabla de colores para la festividad de Navrati.

Como me pareció curioso, le pregunté si podría vestir con el color correspondiente cada día (si no era algo ofensivo para él) y parece que le gustó la idea porque le mandó un correo con la tabla de arriba a todo el equipo. Al final no todo el mundo lo hizo ni tampoco teníamos de todos los colores, pero hubo días en los que coincidimos varios del mismo color y sí, es una chorrada, pero tenía su gracia.

El último día de Navrati nos mudamos a la planta baja del edificio y no sé si es una señal, pero los puestos están decorados de color morado, coincidiendo con el color de ese día:

Mi puesto de trabajo.


Los detalles sobre esta nueva oficina también merecen otro post.

viernes, 3 de octubre de 2014

Excursiones y viajes (I): Newcastle (centro)

El primer sábado quedé con un compañero de trabajo para dar una vuelta por la ciudad. Hacía buen tiempo y el centro estaba bastante animado porque jugaba el Newcastle United contra el Hull City (2-2 quedaron).

Percy Street.

El centro de la ciudad gira en torno a un monumento a Charles Grey (primer ministro de Reino Unido a principios del siglo XIX que, según pone en la Wikipedia, tuvo 16 hijos con su única mujer): una columna de 40 metros sobre la que hay una estatua de Grey. Se conoce con el nombre de Monument.

Monument.

En la base se suelen poner personajillos para manifestarse, protestar, cantar, etc. Muy cerca de ahí hay una galería de tiendas bastante bonita llamada Central Arcade:

Central Arcade.

En otra calle muy cerca de allí hay un mercado bastante pintoresco con un toque retro en el que venden desde comida, pasando por tiendas de segunda mano, hasta disfraces, flores, enchufes...

Grainger Market.

Las tiendas de ropa, franquicias y demás se encuentran en el centro comercial de Eldon Square. Es bastante grande y consta de varios edificios que se comunican entre sí, por lo que es bastante fácil perderse.

Eldon Square que da nombre al centro comercial que la rodea.

Otra calle importante que también está junto a Monument es Northumberland St. Hay un edificio muy bonito que hace esquina justo al comienzo de esa calle, donde hay una gran joyería (Nothern Goldsmiths, que vendría a ser Joyeros del Norte):

Esquina de Pillgrim St. y Blackett St.

Northumberland Street es otra calle llena de tiendas y locales de restauración tipo Starbucks, McDonald's... aunque también hay algunas casas curiosas como ésta:

Casa en Northumberland St.

Con tanto andar y con ese fresquito al que no estoy acostumbrado para un mes de septiembre nos paramos a tomar un cafelito en una cadena muy común en Inglaterra: Costa.

Cappuccino con adorno de rana en cacao en cafetería Costa.

Me gustó que por cada calle concurrida había al menos una persona tocando música (algunos muy bien), aunque también vimos a una zumbada descalza bailando de forma arrítmica una canción de Radiohead como si estuviera poseída. No le hice ninguna foto porque me daba vergüenza ajena.

Música de grupo callejero junto a Monument.

Por último, pasamos por alguna que otra iglesia:

Iglesia catedral de St. Nicholas.

Aunque sin duda, una de las vistas más características de Newcastle son los puentes sobre el río Tyne. La próxima vez que dé una vuelta por la ciudad haré un monográfico de los puentes; que sirva esta imagen como anticipo:

Puentes sobre el río Tyne.


Trabajo (I): mi oficina (desde fuera)

La empresa para la que trabajo en Newcastle se encuentra en el parque de oficinas más grande del Reino Unido, llamado Cobalt Park, y aunque es cierto que es bastante grande, hay muchos edificios vacíos.

Para llegar al trabajo solemos ir en taxi o en autobús. También se puede coger un metro y luego andar unos 15 minutos o ir en bici (para los valientes). Lo de ir en taxi no es una "pijada", es que unos compis lo tienen por contrato y nos hacen el favor de recogernos. En cuanto al autobús, he de decir que se trata de un servicio privado un poco carete: 2£ el viaje sencillo (single), 3,60£ para el día completo (day saver) o 12,5£ el bono semanal.

Cobalt Clipper

Se trata del típico autobús inglés de dos plantas y está equipado con wifi y enchufes para cargadores y cables USB.

Enchufe en los autobuses que van a Cobalt Park.
El trayecto que realizamos incluye unas 20 paradas de las aproximadamente 35 de las que consta todo el recorrido de la línea. Da la casualidad de que la parada de autobús en la que nos bajamos es "Santander", la única parada en español, que debe su nombre al edificio de oficinas del susodicho banco:

El itinerario de cada día en bus: Newcastle - Santander.

Por cierto, el edificio del Santander (justo enfrente del nuestro) es bastante bonito.

Oficinas del Santander en Cobalt Park.
Y por fin hemos llegado a la oficina; pero antes de entrar a echar un vistazo aprovecharé para colgar otros posts que tengo pendientes y así podemos dedicarle una segunda parte como se merece.


Fish and chips

Ésta promete ser una saga: cosas que sólo he visto por aquí arriba, o bien que son típicas de la zona o simplemente me han llamado la atención.

Como no podía ser menos, empezaremos con el plato típico por excelencia en las islas: fish and chips:

Fish and chips para llevar.

Parece ser una tradición en mi oficina que los viernes se vaya a comprar fish & chips a Quayside (pronunciado "kiisaid" ¿?). La verdad es que no está cerca de la oficina, pero algunos aprovechan y compran el pescado para casa ya que es una zona con muchas pescaderías:

Pescadería en Quayside.

Aparcamos el coche al lado de una cafetería que se llama "Aroma", un tanto irónico el nombre teniendo en cuenta la peste a pescado de los contenedores de basura.

El local para comprar tenía bastantes cosas, pero me atrevería a decir que todo era frito. El típico que se compra aquí es el de bacalao.

Tienda de fish and chips en Quayside.

Como aquí no tienen cultura gastronómica alguna, atención a la guarrería que les mola: los trozos de rebozado que quedan en el aceite y que se pegan a la sartén los van guardando ¡porque hay gente que los pide! "Butter" o "buttery" creo que lo llaman, y se lo echan por encima del pescado rebozado y las patatas para que le dé más gustillo a salado...

Enjoy your meal!

La verdad es que está un poco soso porque la sal se la echas luego tú a tu gusto. También se echa una especie de vinagre que es muy suave. La cajita llena bastante y la verdad es que en dos semanas que he seguido la tradición creo que ya he tenido suficiente.

miércoles, 1 de octubre de 2014

¡Volando voy!

Justo cuando cogí el autobús al aeropuerto se puso a llover en Málaga. Han sido 14 años en la ciudad, es normal que se le escapara una lagrimita.

Medio kilómetro de caminata con las maletas y ya estaba en la cola de facturación. Una de las encargadas del check-in de EasyJet está loca: habla a voces, canta, charla con los guiris en inglés, les da besos a los niños... demasiado entusiasmo. Luego la típica cola para pasar el control de seguridad, atravesar el duty free (estratégicamente situado en el camino a la puerta de embarque) y a esperar.

Desde que me puse al final de la cola para embarcar (que no entiendo para qué corre tanto la gente si el asiento está ya asignado) hasta que me senté me dio tiempo a comprobar mis documentos, comerme el bocadillo y la manzana que compré, llamar por teléfono para despedirme, mandar whatsapps, leer el correo, repasar mentalmente lo que hacer cuando llegara a Newcastle y aburrirme. Lentísimo todo.

Ahora viene la cagada: me compré el móvil hace un par de meses y desde entonces no lo había apagado; pensé en poner el modo avión, pero como soy un tío legal, decidí apagarlo. Justo después de que se apagara me di cuenta de que no me acordaba del PIN.

Durante el viaje me venían a la mente posibles números de PIN: primer intento, fallo, apago el móvil; segundo intento, fallo; tercero... no me la juego. Recuerdo que en la web de Pepephone sale el PUK, así que ya lo arreglaría en el hotel. Lo malo es que no iba a poder avisar de que había llegado a no ser que lo hiciera al estilo de los 90 como acabé haciendo: buscar una cabina y llamar. En el aeropuerto de Newcastle había un Starbucks, así que pensé que habría internet, pero no. Por lo menos sirvió para tener monedas que echar en la cabina.

Poquita gente por las calles de Newcastle.

No tenía manos para hacer fotos en el trayecto en tren al centro de Newcastle, pero lo primero que vi cuando miré por la ventana era mucho verde y ovejas. Lo que sí fotografié fue lo que fui viendo de camino al pub donde quedé con mis compañeros de curro españoles que ya estaban instalados en la ciudad.

Cross House.

No parece una ciudad muy grande y no tiene mucho atractivo turístico, pero no es fea, tiene su encanto.

St. Mary´s Cathedral.

El pub en el que quedamos para cenar (menú hamburguesa + Foster´s) se llama The Union Rooms y está ubicado en un edificio muy bonito que parece un palacete. Sólo hice una foto de la entrada:

Entrada a The Union Rooms.

En otra ocasión colgaré más fotos de éste y otros pubs.



Preparativos

Tuve el tiempo justo para tramitar toda la documentación, despedirme y preparar el viaje. Fue todo muy repentino y la verdad es que mis jefes del curro tampoco estaban por la labor (les he tomado la matrícula para futuro post).

Instalé una aplicación en el móvil para dar de alta tareas, controlar el estado, marcar las finalizadas, etc. Soy muy de hacer listas (heredado de mi madre) y para no llevar la "chuleta" a todas partes pensé en usar esta app de la que me habían hablado. La de cosas que tenía que hacer, madre mía.

Listado de tareas en la aplicación.

Hay que tener en cuenta que en cinco días iba a condensar la baja laboral, despedidas, tramización de documentación, mudanza... El estrés y las emociones me cansaban más que el esfuerzo físico en sí, que no fue poco.

Es curioso cómo coincidió que pude ver a muchos amigos de Jaén, Jimena, Madrid y Málaga antes de volar rumbo al Reino Unido. A algunos ni les hablé de la posibilidad de irme, porque en ese momento más bien me decantaba por quedarme, y tampoco quería estar todo el día con el tema en la boca.

Alquilé un trastero para dejar cosas del piso de alquiler y me llamó la atención lo modernizado que está el tema, sobre todo por la forma de abrir la puerta principal: el número de móvil del cliente se registra en el sistema y con una llamada al teléfono del trastero la puerta se abre. Igual es una tecnología muy desfasada, pero a mí por lo menos me pareció que era la leche.

Por cierto, la aplicación me dejó de funcionar el último día; muy oportuno Sr. Murphy.