jueves, 18 de diciembre de 2014

Cine (I): El Hobbit

Además de los eventos semanales, las cenas de equipo, los dulces y las entradas de los partidos, la empresa también regala entradas de cine para el estreno de alguna película, y este año toca "The Hobbit: Battle of the Five Armies".

Entrada de cine para la tercera y última parte de "El Hobbit".

El cine que reserva la empresa (sí, reserva todas las salas) es el Tyneside Cinema, que está ubicado en el mismo centro de la ciudad. Se trata de un edificio construído en 1937 por Dixon Scott (tío de Tony y Ridley Scott) que ha sido restaurado hace pocos años.

La sala a la que yo fui parecía un pequeño teatro; de hecho, hasta había un telón que se levantó justo antes de que comenzara la proyección de la película.

Sala "Classic Stalls" del cine Tyneside.


Es muy peculiar: venden bebidas (incluída cerveza en botellín) y palomitas en los laterales de la sala sobre pequeños mostradores improvisados antes del inicio.

Obviamente, no tiene las comodidades de los cines actuales, pero tiene su encanto.



miércoles, 17 de diciembre de 2014

Thank you & Heroes

Probablemente no tenga mucha importancia o pueda parecer muy infantil, pero hoy el gerente de nuestro proyecto y el jefe de equipo nos han reunido a todos los desarrolladores simplemente para darnos las gracias por el esfuerzo que estamos realizando para sacar adelante el proyecto.

Al finalizar su breve discurso, nos han comunicado que semanalmente se dará un premio simbólico a las personas que más fallos hayan resuelto.

Pues bien, uno de los agraciados de esta semana he sido yo.

Reconocimiento al "fixer of the week".

Supongo que los bombones en cuestión han sido escogidos como un guiño hacia los "héroes" del equipo. Por supuesto, no podía faltar la tarjeta de felicitación.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Newcastle Falcons

Cada semana los empleados de la empresa (en plantilla y subcontratados) recibimos correos electrónicos para participar en sorteos de entradas para eventos deportivos en Newcastle: fútbol, rugby y baloncesto.

Para participar en el sorteo basta con responder al mail diciendo que estás interesado. Normalmente es complicado que te toquen para ir a un partido de fútbol porque es lo más demandado, pero en el caso del rugby (y sobre todo el baloncesto) es bastante fácil.

Entrada para el partido de rugby Newcastle Falcons contra el Gloucester Rugby.


Como mis compañeros españoles y yo no habíamos ido nunca a un partido de rugby solicitamos las entradas para el Newcastle Falcons contra el Gloucester y... claro, nos tocaron. Además, la empresa ponía un autobús para el desplazamiento de la oficina al estadio y viceversa, y un vale para una hamburguesa/perrito, patatas fritas y un refresco. 

Vale para comida y refresco.

Como al final éramos pocos los que fuimos a ver el partido, nos dieron unos tres vales por cabeza y, dado que lo gratis cala muy hondo en la idiosincrasia española, pues los pedimos todos. Bueno, en realidad era demasiada comida y regalamos algunos vales a la gente haciendo cola para pedir.

Comida y bebida para cada uno de los empleados que fuimos a ver el partido.

El interior del estadio Kingston Park es similar al de un campo de fútbol, algo más austero quizás, aunque aquí sí se puede sacar la bebida a la grada (eso sí, en vaso de plástico).

Dibujos e imágenes en relieve en el interior del estadio de los Newcastle Falcons.

El partido no estuvo mal (ganaron los Falcons 20-10), aunque con el frío que hacía se nos hizo un poco largo. 

Breve momento de tranquilidad durante el partido.

Lo más llamativo en el rugby son las melés y cuando hacen saques de banda:



Pero lo que más hacía vibrar al público era cuando la estrella del equipo local cogía el balón y corría para conseguir un ensayo. El tipo en cuestión es Alesana Tuilagi, un samoano con rastas de 1,85m y 124 kg de peso. Una de las pocas veces que pudo salir corriendo con el balón (porque era un poco torpe al tratar de cogerlo cuando se lo pasaban) pudimos ver cómo uno de los defensores del Gloucester que se tiró hacia él con los brazos abiertos para pararlo, literalmente "rebotó" al contactar con el tío en carrera sin que éste se inmutara.

Llama la atención que, a pesar de ser un deporte de contacto (fuerte) constante, no suele haber ninguna trifulca y los jugadores de los dos equipos terminan saludándose amistosamente al final del encuentro. Es el conocido como el tercer tiempo, y es que como se suele decir:
"Football is a gentleman's game played by thugs and rugby is a game for thugs played by gentlemen".
("El fútbol es un juego de caballeros jugado por gamberros y el rugby es un juego de gamberros jugado por caballeros").

jueves, 20 de noviembre de 2014

Mis jefes (I): el senior manager

No conozco bien el organigrama completo de ninguna empresa en la que he trabajado, pero siempre he tenido muchos "jefes": arquitectos software (software architects), jefes de equipo (team leads), gerentes (managers), socios... Me refiero a ellos en plural porque suelen ser muchos, aunque (ciertamente) no sean necesarios.

Por otra parte, he notado una gran diferencia en la actitud y las formas entre los jefes de la misma empresa consultora en Newcastle y los que tenía en España. Como suelo decir cuando comparo un país con el otro, "Inglaterra no es mejor ni peor: es diferente".

Jefe en España
Te deja claro que es tu jefe desde que entras por la puerta de la oficina. ¿Por su liderazgo, decisiones estratégicas y conocimiento del proyecto? No. Por su actitud altiva. Es cierto que hay de todo en la viña del Señor, pero centrándonos en el último proyecto en el que he trabajado, mi jefe transmitía distanciamiento, prepotencia y cierto aire de superioridad.

Se sabía los detalles del contrato con el cliente al dedillo, en qué invertía cada trabajador sus horas y cuál era la frontera entre el trabajo que estaba "en nuestro tejado" y el que le tocaba hacer a otros. Resumiendo: controlaba el Excel a nivel Pro. Ahora bien, de temas técnicos no le hables que "yo no soy de Java". Más bien no sabía ni Java, ni bases de datos, ni sistemas, ni scripting, ni diseño, ni arquitectura, ni estilos, ni accesibilidad web... Además, imperaba la idea de que cuantas más horas estabas en la oficina, mejor trabajo hacías. Eso sí, su hora de llegada era flexible y cuando había que hacer horas extra en fin de semana ahí no le veías el pelo.

A medida que van ascendiendo, se van desvinculando de forma sorprendente de todo lo que tiene que ver con el software, es decir, de lo que les da de comer. 

Jefe en Inglaterra
Son jodidas máquinas de trabajar (quizás se me esté pegando demasiado lo del "fucking"): llegan a las 8 a.m., no se les ve ir al baño, no se toman ni un café, comen en media hora escasa y se van después que tú.

Igual estoy siendo muy injusto porque estoy usando en la comparativa a mi gerente, conocido como el "make-it-happen machine", senior manager de la empresa más joven de Europa, capaz de discutirte aspectos técnicos y que gestiona en total a más de 300 personas distribuídas en al menos cuatro países. Corren muchos rumores sobre él: que presentó el proyecto ante el cliente cuando la empresa competía por el concurso durante 7 horas dando todo tipo de detalles funcionales y técnicos (principal motivo por el que se ganó un proyecto de más de 40 millones de libras), que no tiene ni cuarenta años, que quiere retirarse a los 45, que tiene dos casas en Newcastle (una de ellas valorada en más de medio millón de libras), que conduce un Porsche... Pues bien, según mis fuentes contrastadas, todo es cierto. El Porsche es un Cayman, para más señas.

Y a pesar de todo, es un tío majo: acude a los eventos del proyecto como uno más, juega al fútbol y al cricket con los empleados, se va de cervezas y se emborracha si se tercia (de forma comedida, eso sí) y ¡hasta entiende el castellano! Si es que es para quererlo.

Hay una anécdota que suelo contar y es que un sábado tuvimos que ir a la oficina a trabajar y él, por supuesto, también vino. Pues bien, se acercó a mi sitio y me dijo: "Buenos días, Esteban, ¿te apetece un café?". Yo pensé que se refería a un café soluble de esos puercos que hay en la cocina de la oficina, así que sin saber muy bien porqué le solté: "Un cappuccino, por favor", en plan coña. Mi jefe asintió, "OK", y veo que sale de la oficina. Minutos más tarde vuelve a mi sitio con un cappuccino del Starbucks y me dice: "te he traído también un muffin por si querías comer algo". ¡El tío fue en su Porsche a un Starbucks porque un pringao como yo le pidió un cappuccino! Sé que no es para tanto, pero teniendo en cuenta que un senior manager en España (sobre todo en Madrid) apenas te mira a la cara y ni dice buenos días, pues me impactó.

Cappuccino y muffin cortesía de mi jefe.


Otro "detallito" de mi jefe: cuando se acercaba el final de mi contrato me dijo que me quería renovar y, además, con subida de sueldo. Yo en aquel momento me planteaba estar trabajando en Inglaterra por si conseguía teletrabajo pero, de no encontrarlo, me volvería a casa; así que le dije que me lo tenía que pensar y que prefería tratar el tema el lunes siguiente en persona. El lunes le conté lo del trabajo en remoto, que paradójicamente era más fácil encotrar algo así emigrando a Inglaterra que quedándome en España y que entendía que era complicado. A lo que él me dijo que lo comprendía y que le parecía bien siempre que fuera parcial (unas semanas en España y otras en Inglaterra); llegamos al acuerdo de trabajar de cada tres semanas una semana en remoto y dos en Newcastle. Yo estaba súper contento, le agradecí de corazón que fuera tan comprensivo y flexible conmigo, pero él fue más allá y me dijo: "pero aún así, te vamos a subir el sueldo". En serio, ¡¿es para quererlo o no?!

Así que concluyendo, en lo que a jefes se refiere, he salido ganando con el cambio (de largo). Pero ya digo que también he tenido muy buenos jefes en España y que no todo el monte es orégano en Inglaterra.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Excursiones y viajes (V): Newcastle (Tynemouth)

Una de las excursiones que más me gusta hacer es ir a la desembocadura del río Tyne (Tynemouth):



En la zona residencial que hay antes de la playa suele haber bastante ambiente por los pubs y restaurantes, pero también hay mucha gente paseando, ciclistas y niños jugando. También hay algunas tiendecitas, donde llama la atención la iglesia reconvertida en mini centro comercial.

Exterior e interior de iglesia reconvertida en Tynemouth.

El paseo marítimo es largo y es perfecto para ir en bici, aunque ir caminando también es muy entretenido porque se puede bajar a la arena y correr para evitar las olas en algunas partes donde el mar llega hasta el mismo muro.

Camino por la playa cuando baja y sube la marea, respectivamente. Al fondo, el faro de Whitley Bay.

Obviamente, dado que se trata del Mar del Norte y suele hacer mucho viento, se recomienda ir abrigado.

Con estas temperaturas entran unas ganas tremendas de bañarse...

Aunque ya se sabe que los norteños son gente recia y puedes llegar a ver hasta niños en el agua:

Noviembre de 2014 y sí: hay niños bañándose en la playa mientras yo hago la foto con abrigo y bufanda.


En lo más alto de la última colina de Tynemouth hay un monasterio en ruinas con un cementerio que se puede visitar. Las vistas deben ser muy bonitas, pero como también lo son desde cualquier sitio de la zona nunca he llegado a entrar.

Monasterio y cementerio en Tynemouth.


También hay un faro al final de un espolón de piedra desde donde se puede observar cómo el río confluye con el mar:

Distintas fotografías tomadas en la zona de Tynemouth.


Algo muy típico en Reino Unido son los bancos con dedicatorias a seres queridos fallecidos. Por lo que he visto en parques, centro de ciudades y sitios como éste junto al mar, los anglosajones quizás ven como algo más natural que nosotros el tema de la muerte. Personalmente, me parece que es un acierto, porque al tiempo que se muestra respeto no deja de ser un elemento más de la ciudad, de la vida. Los bancos en concreto suelen decorarse con flores y normalmente se encuentran en ubicaciones desde las que hay muy buenas vistas. 



Además, en la parada de metro de Tynemouth se organiza un mercadillo cada domingo en el que sobre todo hay artículos de segunda mano, música y algunos puestos de comida.

Mercado de Tynemouth.




Excursiones y viajes (IV): Durham

Durham es una pequeña y bonita localidad a unos diez minutos en tren desde la estación central de Newcastle.



Como está muy cerca, he ido ya varias veces para pasar una tarde cuando viene alguna visita, por ejemplo.

Catedral de Durham.

La parte más turística se puede visitar en un par de horas, pero lo suyo es pasear tranquilamente, visitar el interior de la catedral, que es bastante imponente, entrar en el mercado, tomarse un café y/o una pinta...

Al lado de la catedral hay una biblioteca (creo que de libre acceso) y es que Durham es una ciudad universitaria y se nota porque hay mucha vida. Justo enfrente de la catedral se encuentra el castillo, que es ahora una residencia universitaria.

Castillo de Durham, actualmente residencia universitaria.

Para poder acceder al castillo hay que reservar con algo de antelación en la agencia de turismo situada en la cuesta que lleva a la catedral y al castillo. La entrada no es muy cara y se organizan grupos reducidos con guía. Sin entrada sólo se puede ver la parte exterior de la foto anterior.

En la plaza del mercado suele congregarse la gente. Suele haber puestos o bien alguna actividad, como el mini compendio de artistas callejeros procedentes del festival Fringe:

Actuación de artistas callejeros en la plaza del mercado de Durham.

El condado de Tyne and Wear comprende las ciudades de Newcastle y Durham, y viene delimitado por los estuarios de estos ríos. Uno de los puentes de Durham sobre el río Wear que conduce al centro tiene unas vistas muy bonitas de la catedral y, en general, suele haber bastantes restaurantes, cafeterías y demás alrededor de todos los puentes.

Puente sobre el río Wear.

En noviembre se celebra el Festival de la Luz (Lumiere Durham Light Festival) que merece la pena visitar. Cuando tenga la oportunidad de ir colgaré una entrada sobre este festival.

jueves, 30 de octubre de 2014

Excursiones y viajes (III): York

Cada vez que tengo un fin de semana libre trato de hacer algún viaje y, como mi novia había venido a visitarme, decidimos ir a York. El viaje en tren desde Newcastle tarda una hora y media aproximadamente.


Había oído hablar muy bien de York y la verdad es que me pareció muy bonita y animada (para ser Inglaterra), ya que había bastantes estudiantes y turistas. 

Ruinas de la abadía de Santa María.

Como el tiempo acompañó pudimos pasear tranquilamente por los parques y el centro de la ciudad haciendo fotos de los monumentos, de las calles, de las ardillas...

Céntrica calle de York llena de turistas.

La catedral es quizás lo más turístico de York y es bastante imponente tanto por fuera como por dentro. La entrada tiene un año de validez, así que antes de ir unos amigos me dejaron un par de tickets y pudimos entrar gratis (que somos españoles y lo gratis tira mucho).

Catedral de York (York Minster).

Merece la pena hacer paradas en los pubs, cafeterías y pequeñas tiendas de las calles más turísticas como The Shambles, que mantiene el encanto medieval (es del siglo XIV).

Nosotros nos dejamos llevar por el espíritu British de la capital del condado de Yorkshire y esperamos los cuarenta y cinco minutos de cola para probar el afternoon tea de Betty's. En la entrada hay una tienda de dulces, cafés, tés y suvenirs de Betty's y, a continuación, un salón acristalado realmente bonito con vistas a la calle. Eso sí, barato no es, pero por una vez no pasa nada*.

Almuerzo y afternoon tea en Betty's.

(* Ya he estado tres veces en York y siempre he acabado en Betty's)

lunes, 27 de octubre de 2014

Epic fail (I): la alarma

Quizás el peor día desde que llegué a Newcastle fue el 26 de octubre de 2014. Bueno, para mí y para mi novia.

En principio todo pintaba muy bien: mi novia venía el domingo desde España para pasar conmigo una semana en la casa que acababa de alquilar y teníamos planes para hacer turismo por Edimburgo, Durham y York.

El primer contratiempo vino porque ese fin de semana tuve que trabajar en la oficina, ya que teníamos una entrega e íbamos francamente mal, así que no pude ir hasta el aeropuerto a recoger a mi novia sino que "me escapé" a la hora de la comida para esperarla en casa, estar un ratito con ella y dejarle las llaves. Todavía no había pasado ni una noche en mi nueva casa porque hasta el día anterior seguía de okupa en la casa de mi compañero y su mujer, así que iba a ser una nueva experiencia para los dos.

Tras despedirme y coger el autobús de nuevo a la oficina me sentí triste por haberla dejado sola en una ciudad a la que acababa de llegar, con el frío que hacía, y en una casa prácticamente vacía sin internet, ni televisión. Ella, sin embargo, le restó importancia, me dijo que no me preocupara, que daría una vuelta por el barrio y que luego me esperaría en casa.

Mientras tanto yo estaba en la oficina trabajando a tope para poder terminar lo antes posible, pero cada vez encontrábamos más y más problemas y empezaba a desesperarme.

Fue entonces cuando recibí una llamada a mi móvil español de mi novia. No entendí muy bien por qué me llamaba en lugar de mandarme un mensaje, aunque el día estaba siendo tan raro que tampoco me sorprendió mucho; de hecho pensé en los pocos segundos que transcurrieron hasta que respondí que igual me llamaba porque era algo importante. Así fue.

Lo primero que oigo cuando descolgué el teléfono fue un ruido ensordecedor, repetitivo y grave. Sonaba tan alto que parecía que había descolgado el móvil en modo altavoz, pero no. Mi novia intentaba hablarme a grito pelado para hacerse oír con una voz de preocupación mezclada con pánico que me dejó frío. Sólo alcanzaba a entender "...calefacción... no sé cómo... sin querer... ¡¡alarma!! ...¿¿qué hago??".

Tras unos instantes de incertidumbre y miedo por tratar de entender qué narices estaba pasando ya fui asimilando lo que había ocurrido por lo poco que podía escuchar de lo que me decía.

Al parecer, después de darse una vuelta por el barrio decidió ir a casa para ver qué cosas hacía falta comprar. Como hacía bastante frío, fue hasta la caldera para intentar poner la calefacción, pero no atinaba. Se dio cuenta de que yo no tenía ni un edredón para pasar la noche, así que era vital encender la calefacción. Al no encontrar el modo de encender la calefacción en la caldera siguió investigando por la casa y dio con un armarito de contadores, pero allí tampoco había ningún interruptor que pareciera encender la caldera.

Entonces vio un cuadro de mandos pequeño, blanco y con botoncitos. Comparado con los contadores del cuadro eléctrico, éste parecía inofensivo, así que comenzó a pulsar un botoncito por aquí y otro por allá... hasta que una alarma empezó a sonar. El sonido era como el de un submarino cuando dan la alerta roja en las pelis: "¡baaaam!, ¡baaaam!, ¡baaaam!..." Altísimo. Incensante. Interminable. Una y otra vez, una y otra vez.

Maldito control de la alarma.



Mi novia había ido a la habitación donde menos se escuchaba la alarma para poder hablar conmigo y aún así me era muy complicado escucharla. Estar dentro de la casa tenía que ser un infierno de decibelios.

Traté de ponerme en contacto con la agencia, pero era domingo y saltaba un contestador. Llamé a la chica que hizo la limpieza de la casa el día anterior pero no sabía nada de la alarma. Y yo sin poder irme de la oficina porque tenía que terminar tropecientas mil cosas que estaban fallando... sin hablar del cachondeíto de mis compañeros de oficina. Mi novia por su parte trató de pedir ayuda al vecino de abajo, que resultó ser un auténtico geordie, de modales poco refinados, que la atendió sin camiseta y en estado de embriaguez. "Tu vecino parece un yonki y me gritaba cosas y sólo entendía 'alarm, alarm!'". Pobrecilla.

Lo único que se me ocurrió fue decirle que saliera de la casa, que esperara a la policía si es que pasaba por allí y que fuera a un pub cercano para resguardarse mientras yo llegaba. Afortunadamente, la mujer de mi compañero volvía a Newcastle del trabajo y pudo ir a recogerla. Como no se habían visto nunca, le mandé una foto reciente por whatsapp con el texto: "es como ésta pero con cara de terror".

Al final, mi compañero y yo volvimos a su casa a las 3:00h de la mañana. Mi novia se acababa de acostar pero aún seguía despierta. Nos dimos un abrazo, me contó de nuevo el mal rato que había pasado y nos quedamos fritos. Me decía: "con lo contenta que venía, que encima ese día iba a disfrutar más tiempo porque cambiaban la hora y además ganaba una hora adicional por el horario inglés...". 

La historia para no dormir acaba aquí, pero aún ocurrieron un par de cosas que merece la pena recordar. Por un lado, al día siguiente como es natural llamé a la agencia inmobiliaria para contarle lo ocurrido y pedirle explicaciones sobre la alarma, de la que nunca me dijeron nada. Dado que la casa de mi compañero está a 10 minutos de mi casa, pasamos por allí y... ¡la alarma seguía sonando! Había estado así toda la santa noche y continuaba por el día.

Nos personamos en la agencia para dejarles las llaves de la casa para que hicieran el favor de parar la alarma, y me fui a trabajar (sí, era lunes y tuve que ir a pesar de lo ocurrido y de estar currando hasta la madrugada).

El detalle final fue que mi novia y la mujer de mi compañero fueron por la tarde a recoger las llaves cuando me llamaron diciéndome que el propietario de la casa les había dado el código de desactivación y, cuál fue su sorpresa, cuando comprobaron que aunque les dejamos las llaves para que pararan la alarma (la agencia está situada casi en la misma calle) la alarma seguíiiiiia sonando.

La chica de la agencia le dijo a mi novia: "cuando salgáis de la casa, por seguridad tenéis que activar la alarma de nuevo con el mismo código que os he dado". A lo que mi novia respondió: "¿para qué? ¡Si lleva sonando 24 horas y no ha aparecido ni la policía, ni la empresa de seguridad, ni alguien de la agencia, ni un vecino!"

Y así finalizó el día de la alarma. Desde entonces nunca olvidaré un número: 1-9-6-5.

domingo, 5 de octubre de 2014

Excursiones y viajes (II): Newcastle (Quayside)

Grey Street es la calle que comienza en Monument y baja en una cuesta pronunciada hacia el río Tyne:



Salvando las distancias, me recuerda al Paseo de la Estación de Jaén: parte del centro, es una de las calles más grandes y está en cuesta (bueno, en Jaén casi todo está en cuesta).

Bajando hacia el río se pueden ver edificios de piedra muy bonitos, los restaurantes más famosillos y algunos pubs.

Teatro real (Theatre Royal) en Grey Street; cúpula de The Botanist y Monument de fondo.

Una vez en el quayside se puede contemplar la vista más típica de Newcastle: el río Tyne, el puente homónimo (Tyne bridge), el puente del Milenio (Millennium bridge), la sala de conciertos The Sage y el museo de arte contemporáneo BALTIC.

Millennium Bridge, the Sage y Tyne Bridge desde el quayside.

The Sage fue diseñado por Sir Norman Foster y he de decir que es más bonito por fuera. Por otra parte, el puente del milenio se inclina 45º para permitir el paso de embarcaciones (en su web aparecen los horarios).

Museo de arte contemporáneo BALTIC.

El museo de arte contemporáneo es... eso; arte contemporáneo. Personalmente lo que más me gusta de él es la tienda de regalos y las vistas que hay desde un mirador que hay en la penúltima planta:

Vistas desde el mirador del BALTIC.

Desde el puente Tyne se pueden ver un par de puentes más antiguos en la dirección opuesta el puente del milenio:

Otros puentes visibles desde el puente Tyne.

Trabajo (II): mi oficina (desde dentro)

Como ya comenté en una entrada anterior, mi oficina se encuentra en el parque empresarial Cobalt Park. Es un edificio modernito no muy alto (dos plantas además del bajo) al que sólo se puede acceder con una tarjeta de identificación personal, como en la mayoría de las empresas hoy día.

En la entrada hay una recepción (donde destaca uno de los empleados de seguridad que es un armario empotrado), la habitación del correo, baños, un par de ascensores, una sala grande reuniones y la oficina de la planta baja. Las dos plantas superiores son ligeramente distintas en cuanto a la disposición, pero con idéntica decoración y mobiliario.

Dentro de la oficina de cada planta hay una pequeña cocina con la típica máquina de vending (llena de refrescos y productos altos en azúcares), un frigorífico, armarios con menaje y utensilios de cocina, un fregadero y algunas mesas y sillas para comer.

Cocina de la oficina en la planta baja.

La empresa ofrece té y café gratis a los empleados, así que suele ser el lugar donde juntarse para despejarse un poco de vez en cuando. Además de estas bebidas estimulantes, la empresa también pone cada mañana fruta variada en un par de fruteros, donde los plátanos suelen ser lo más cotizado (desaparecen rápido).

Fruta para los empleados.

Como se aprecia al fondo de la primera imagen, hay un desfibrilador en cada planta, supongo que por normativa de seguridad en el Reino Unido (en España no los he visto).

Desfibrilador de la oficina.

Una curiosidad de la cocina es que, aparte de las papeleras para la basura orgánica y la reciclable, hay otras específicas para las bolsas del té.

Papeleras para basura reciclable (Recycling), basura orgánica (General waste) y bolsas de té (Tea bags only).

Otro detalle curioso es el "muro de las ideas" (Ideas wall ): un pasillo que comunica los dos lados de la oficina en el que las paredes son en realidad pizarras.

Muro de las ideas y el cartel informativo que explica su funcionalidad... y que pide que lo borres cuando termines de usarlo (¿?).

Como seguramente exista alguna política de privacidad de la empresa por la que no pueda mostrar más detalles, no voy a colgar nada más... bueno, una última cosa que me hizo mucha gracia y doy por finalizada esta entrada. Atención a cómo se lo montan en una oficina de mi empresa... pero en Mombai:



From Accenture Mumbai.. They Dance Daily 5 minutes before they start their Work.. !! :)
Posted by Ashutosh Mehta on Viernes, 14 de agosto de 2015

Buscando casa

Mi casa está situada en Heaton, concretamente en una perpendicular a Chillingham Road (o Chilli Road, como la llaman los geordies). Es una zona de clase media, con muchas casas alquiladas a universitarios, a tres paradas de metro del centro de Newcastle.

Cartel de zona escolar a la entrada a Chillingham Road.

Como muchos de mis compañeros de trabajo ya habían pasado por el vía crucis de las inmobiliarias, a mí me resultó más rápido encontrar casa. Además, Chillingham Road está plagada de inmobiliarias (real estate agencies), así que una mañana, después de mirar minuciosamente en internet las casas que cumplían mis requisitos, cogí la lista y me dispuse a hacer el inmobi-tour: Your Move, Pat Robson, Rook Matthews Sayer, Bowes Mitchell...

Vistas de mi calle.

Me resultó fácil concertar citas para visitar los pisos esa misma tarde porque ya llevaba los deberes hechos y sabía lo que quería:

  • Parte superior (upper flat) de una casa: más luminosa, menos ruidosa, menos humedad y una habitación más (tres en lugar de dos).
  • Presupuesto de unas 600 libras.
  • Suelo de parquet: típicamente tienen todos moqueta ...hasta en la cocina.
  • Doble cristal en las ventanas: reduce el ruido y sobre todo, el frío.
  • Contrato para pocos meses.
El último punto era el más complicado porque la mayoría sólo te lo alquilan como mínimo para un año, lo que supuso que tuviera que pagar los 6 meses por adelantado más la fianza, todo un pastizal teniendo en cuenta que era para mí solo.

Esto me costó alguna discusión con la gente de la inmobiliaria porque se posicionan totalmente del lado del propietario (landlord) en detrimento del inquilino (tenant). Les dije que no me parecía normal tener que pagarlo todo por anticipado, más aún después de corroborar mis datos bancarios y laborales (sí, te cobran 120 libras para verificar que puedes permitirte el alquiler).

Estuve a punto de jugar la carta que les hace sentir tan incómodos a los ingleses: "¿qué pasa, es porque soy extranjero?". Esta gente está súper sensibilizada con el racismo, la xenofobia, la exclusión... menudas caras ponen cuando un compi de Cádiz se pone a contarles algún chiste traducido de un "negro" o un "gitano". Como no tenía ganas de calentarme la cabeza, pagué y se acabó.

Trewhitt Road nevada.
Y nada, como la casa tiene tres habitaciones, uso dos como cuartos de invitado. Ya han pasado por aquí mi madre, un compañero de trabajo, un amigo de Málaga... ¿quién se viene a visitarme a Newcastle?

Dulces y más dulces

La comida inglesa (como cabía esperar) no es muy buena que digamos. Sin embargo, el tema de los dulces es otra historia.

Sin exagerar, calculo que el 60% de los días que voy a la oficina alguno de mis compañeros ha traído dulces... incluso puede que el porcentaje sea mayor: tabletas de chocolate, bombones, flapjacks, rosquillas, cookies, Jaffa cakes, mince pies, chocolatinas...

Venga dulces.

Claro, por mucho que uno se controle, pasar tanto tiempo con todo eso al lado hace que al final piques y piques. A alguno que yo me sé le va a acabar dando diabetes a este ritmo infernal de consumo de azúcar.

Lo peor es que es una costumbre que acaba calando y ya he llevado yo también varias veces cosillas. Por ejemplo, cada vez que vuelvo de España me gusta llevar algo típico, como cuando llevé turrón de varios tipos después de Navidad.

En algunas ocasiones recaudan dinero con fines benéficos y la gente trae dulces hechos en casa. Los dejan en el comedor y, por el simbólico precio de 50 peniques la unidad, puedes probar cómo son de buenos reposteros.

Dulces caseros para recaudar fodos para distintas causas benéficas.

Como ya he comentado alguna vez, tengo muchos compañeros de India, y éstos también traen dulces típicos de su país. Suelen tener colores y olores variados, muchos ingredientes y especias, con distintas formas y texturas y (al menos los que han traído) nada de chocolate.


Coca Colas

Cuando estuve de vacaciones este verano en Italia fui a un McDonald's en Florencia y mi novia pidió Coca Cola Light, a lo que la cajera le respondió que no había, que en los McDonald's de Italia ya no servían Coca Cola Light, sólo Zero.

Quiero aclarar que no soy fan de la comida rápida (o basura), pero después de 10 días comiendo pasta, pizza, calzone y focaccia me apetecía cambiar.

Pues bien, mientras que en Italia están dejando de servir la versión Light, por Inglaterra no hacen más que inventarse nuevos tipos de Coca Cola.

En primer lugar tenemos la Coca Cola Cherry (que en España la sacaron hace como 15 años con el nombre de Cherry Coke y que no cuajó), que también está en su versión Zero (que no Light):

Coca Cola Cherry, Coca Cola Cherry Zero y Pepsi Max Cherry.

Además de ésta, el otro día en el supermercado Asda (que por lo que observo es la versión inglesa del Mercadona) había una promoción de una Coca Cola nueva denominada Coca Cola Life con envase verde:

Nueva Coca Cola Life.

Llegué a pensar que igual era como un mix de cerveza y cola (cosas más raras se han visto) como la Mixta/Shandy/Raddler que tanto promocionan en verano. Pero no: nada de Coca Cola de malta.

Se trata de una Coca Cola normal que, atención, contiene sólo azúcares naturales (¿?) y en menos cantidad que la normal. Vamos que si ésta es la Coca Cola Vida la otra es la Muerte.

Yo me la compré; quería probarla. Soy de los que distinguen la Light de la Zero y de la normal y quería ver qué matices tenía ésta. Pues nada, me supo exactamente igual que la normal (la de la Muerte).

Por cierto, no sé si lo pone en todas las versiones, pero me hizo gracia lo que ponía en el tapón:

 Tapón de Coca Cola Life.

Que la abras con la mano y en el sentido que te pone, so paleto.

Bueno, la última versión la probé el otro día en el trabajo: Coca Cola Vanilla:

Coca Cola con sabor a vainilla.

¿Empalagosa? No, lo siguiente. Si es dulzona la normal, imagínate con un chorro de vainilla, pero rollo helado, no de vainilla natural a lo "Life". Ni me la terminé.

También he visto que hay otras versiones de los refrescos de siempre, pero me he centrado en el producto estrella, "el popular refresco de cola" como dicen en la tele.


sábado, 4 de octubre de 2014

Navrati

En mi empresa, al igual que en casi todas las empresas del Reino Unido, hay mucha gente de India. Uno de ellos es un compañero de proyecto que, durante el almuerzo, nos contó que en esos días se celebraba una festividad llamada "Navrati" (que se traduce como Nueve Noches) en la cual, ritos religiosos aparte, la gente se viste cada día de un color según indica la siguiente tabla:

Tabla de colores para la festividad de Navrati.

Como me pareció curioso, le pregunté si podría vestir con el color correspondiente cada día (si no era algo ofensivo para él) y parece que le gustó la idea porque le mandó un correo con la tabla de arriba a todo el equipo. Al final no todo el mundo lo hizo ni tampoco teníamos de todos los colores, pero hubo días en los que coincidimos varios del mismo color y sí, es una chorrada, pero tenía su gracia.

El último día de Navrati nos mudamos a la planta baja del edificio y no sé si es una señal, pero los puestos están decorados de color morado, coincidiendo con el color de ese día:

Mi puesto de trabajo.


Los detalles sobre esta nueva oficina también merecen otro post.

viernes, 3 de octubre de 2014

Excursiones y viajes (I): Newcastle (centro)

El primer sábado quedé con un compañero de trabajo para dar una vuelta por la ciudad. Hacía buen tiempo y el centro estaba bastante animado porque jugaba el Newcastle United contra el Hull City (2-2 quedaron).

Percy Street.

El centro de la ciudad gira en torno a un monumento a Charles Grey (primer ministro de Reino Unido a principios del siglo XIX que, según pone en la Wikipedia, tuvo 16 hijos con su única mujer): una columna de 40 metros sobre la que hay una estatua de Grey. Se conoce con el nombre de Monument.

Monument.

En la base se suelen poner personajillos para manifestarse, protestar, cantar, etc. Muy cerca de ahí hay una galería de tiendas bastante bonita llamada Central Arcade:

Central Arcade.

En otra calle muy cerca de allí hay un mercado bastante pintoresco con un toque retro en el que venden desde comida, pasando por tiendas de segunda mano, hasta disfraces, flores, enchufes...

Grainger Market.

Las tiendas de ropa, franquicias y demás se encuentran en el centro comercial de Eldon Square. Es bastante grande y consta de varios edificios que se comunican entre sí, por lo que es bastante fácil perderse.

Eldon Square que da nombre al centro comercial que la rodea.

Otra calle importante que también está junto a Monument es Northumberland St. Hay un edificio muy bonito que hace esquina justo al comienzo de esa calle, donde hay una gran joyería (Nothern Goldsmiths, que vendría a ser Joyeros del Norte):

Esquina de Pillgrim St. y Blackett St.

Northumberland Street es otra calle llena de tiendas y locales de restauración tipo Starbucks, McDonald's... aunque también hay algunas casas curiosas como ésta:

Casa en Northumberland St.

Con tanto andar y con ese fresquito al que no estoy acostumbrado para un mes de septiembre nos paramos a tomar un cafelito en una cadena muy común en Inglaterra: Costa.

Cappuccino con adorno de rana en cacao en cafetería Costa.

Me gustó que por cada calle concurrida había al menos una persona tocando música (algunos muy bien), aunque también vimos a una zumbada descalza bailando de forma arrítmica una canción de Radiohead como si estuviera poseída. No le hice ninguna foto porque me daba vergüenza ajena.

Música de grupo callejero junto a Monument.

Por último, pasamos por alguna que otra iglesia:

Iglesia catedral de St. Nicholas.

Aunque sin duda, una de las vistas más características de Newcastle son los puentes sobre el río Tyne. La próxima vez que dé una vuelta por la ciudad haré un monográfico de los puentes; que sirva esta imagen como anticipo:

Puentes sobre el río Tyne.